Puertas cerradas. Eso encontró Robert Blanco, uno de los dos presidentes de la Federación Boliviana de Fútbol, quien hoy se presentó en oficinas de la FBF de La Paz, ubicadas en Achumani.
Blanco, sus abogados y un notario tocaron las puertas de la FBF, con el aval de un amparo constitucional que reconoce al dirigente cruceño su derecho a ejercer el cargo de titular del máximo ente del balompié boliviano.
Pero los administrativos de la federación no permitieron el ingreso de Blanco debido a un instructivo del comité ejecutivo de la FBF que les ordenó continuar con sus labores “con toda normalidad y no dejarse sorprender con otras instrucciones que no sean de este comité o del presidente (Marco) Rodríguez”.
Rodríguez es el otro titular de la FBF, reconocido por el comité ejecutivo. La prohibición se sustenta en que esa instancia suspendió temporalmente a Blanco, por lo que él “no está autorizado a representar a la FBF ni a realizar ningún acto por cuenta propia y reconoce al señor Marco Rodríguez Ibáñez, como presidente en ejercicio de la FBF en sucesión al Sr. César Salinas Sinka”.
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