La participación de las Selecciones juveniles de nuestro fútbol en el campo internacional no ha sido muy afortunada a través del casi un cuarto de siglo de competencias de todo tipo. Cuando mucho hemos conseguido algún título encomiable (Tahuichi Aguilera) y el resto han sido frustraciones, algunas de las cuales se han producido en nuestra propia casa. En estas condiciones, con la carga psicológica sobre sus hombros, las selecciones juveniles de turno enfrentan su futuro, siempre con la esperanza de revertir los resultados y hacerlos más compatibles con la ilusión que tiene todo el pueblo boliviano.
En fútbol puede suceder de todo. Es caprichoso e injusto a veces. La pelota entra o no en función de una serie de parámetros que ponemos y quitamos los entrenadores, pero hay algo cuyo resultado es muy fácil de asegurar: el talante y el talento de un entrenador. Como con cualquier otro ejecutivo de la vida terrenal, cuando una compañía ficha a una persona para que desempeñe una tarea de responsabilidad alta, se asegura antes su perfil. Pues en esto del fútbol es lo mismo. Era muy fácil acertar con Sixto Vizuete: cero incendios, cero polémicas, cero faltas de respeto, cero… movidas en general. Su educación, serenidad y conocimiento profundo del manejo de jugadores en etapa de formación, (como entrenador) y de la competición en este nivel, sonaban a seguro de vida.
La selección boliviana de fútbol Sub-20 ha mostrado en el Sudamericano jugado en Chile, que se puede jugar con diferentes planteamientos tácticos, podemos salir a atacar, a proponer, a construir que es lo más difícil, para jugar de esta manera hay que evaluar el riesgo a correr, para jugar con este planteamiento hace falta un equipo consolidado, como una orquesta. Que sepa dominar situaciones; todas, o casi, las que se presentan cuando perdemos la pelota en ataque y nuestra defensa está en medio campo un equipo que maneje velozmente las transiciones ataque/defensa y viceversa, etc. etc.
También hemos podido ver que, felizmente, sigue naciendo talento, para la práctica del fútbol, en nuestro país.
Todos estos conceptos, y algunos otros, como la personalidad, el amor propio, lectura del juego y otros más, ha mostrado la selección de Sixto Vizuete, quizás quede pendiente la definición, la falta de concreción de las muchas oportunidades generadas en todos y cada uno de los partidos que ha jugado en Chile y frente a selecciones con más tiempo de preparación.
Debemos apoyar el proceso de Vizuete, porque ha demostrado que es un profesional, además de competente, conocedor del trabajo de formación.
Un último acápite para todos los exitistas y resultadistas que quieren ganar antes de trabajar y jugar. Cuando el equipo está en una etapa de cambio, como nuestras Selecciones, y en este proceso le toca perder partidos, todos (hinchas, periodistas, dirigentes, etc.) jugamos un papel fundamental. A veces en contra porque en vez de apoyar con críticas constructivas, criticamos agriamente intentando destruir, lo que hace que los dirigentes y jugadores estén más tensos y tomen decisiones equivocadas o bajen su rendimiento habitual. Cuando todos apoyamos, nos hacemos tan importantes como el mejor jugador, porque recibir apoyo conmueve y compromete más todavía. Por eso el jugador, juega sin presiones extras, más allá de representar a tanta gente responsablemente y dando el máximo de su capacidad. En cambio cuando las cosas salen bien, todo somos positivos, todos tenemos buena actitud.
En el fútbol es clave el tiempo de trabajo. El entrenador acaba de llegar, hizo muy pocas prácticas y partidos con el plantel y ha demostrado conocimiento y capacidad para el cargo, es por eso que los “hinchas” tendrán que tener paciencia para que aparezcan los resultados.
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