lunes, 17 de septiembre de 2018

Todo comenzó en un modesto hotel



Carlos Fernando Borja cuenta una anécdota: “El agua no subía a las habitaciones del cuarto piso, así que estábamos arruinados porque no podíamos ducharnos”, en alusión al “bonito pero modesto” hotel de concentración donde la selección nacional pasó varios meses de 1993 mientras disputaba las eliminatorias mundialistas.

Fuera de la cancha de entrenamiento, era en ese lugar donde los seleccionados convivían y pasaban la otra parte del día, sea para descansar o asistir a reuniones técnicas dictadas por el cuerpo técnico de Xabier Azkargorta.

Después de 25 años, el gran capitán regresó el viernes a ese lugar ubicado en una esquina de la plaza de San Pedro de La Paz junto con los también exjugadores Miguel Ángel Rimba y Marcelo Torrico, además de los integrantes del cuerpo técnico: Luis Orosco (preparador físico), Omar Rocha (fisioterapeuta) y Javier Ávila (asistente de útiles).

Con ellos como representantes de aquella generación dorada se logró producir la fotografía de tapa de esta edición especial de Marcas Plus, un homenaje por las Bodas de Plata de la clasificación de Bolivia al Mundial de Estados Unidos de 1994.

En aquel hotel, la Verde vivió y tejió gran parte de la gloria deportiva irrepetible hasta hoy. El Max Inn (así era su nombre, aunque hoy tiene nuevo dueño y se transformó en el Hotel Osiris) se convirtió en una especie de símbolo de la austeridad de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) de entonces, porque el dinero no alcanzaba para más.

“Nos pagaban 20 dólares de viático diario. Todos pensaban que nos hicimos plata con esa clasificación. Sí recibimos de parte de la Federación Boliviana de Fútbol 8.000 dólares y también 8.000 que nos entregó el Gobierno como premio, pero no había más. Sí nos hicimos millonarios por el cariño y agradecimiento de la gente. Pasaron 25 años y la gente nos sigue parando en las calles para rememorar ese hecho que fue histórico para el fútbol nacional”, afirma.

“Hasta las monjitas que vivían al frente de la concentración festejaron por nuestros triunfos y nuestra clasificación”, agrega.

Pasado mañana —19 de septiembre— se recordará justo los 25 años de aquella gesta. En 1993, fue el día que Bolivia empató con Ecuador en Guayquil (1-1) y aseguró su pase al Mundial del año siguiente.

Los festejos comenzaron el sábado con un partido en Santa Cruz, entre la selección del 93 y un combinado de futbolistas paraguayos. Casualmente, el resultado fue 1-1.

Los actos centrales se realizarán en La Paz, donde Bolivia fue local en aquellas memorables eliminatorias; por ello, los seleccionados jugarán mañana (19.30) “El partido de la gratitud” en el estadio Hernando Siles contra un combinado de exfutbolistas que brillaron en nuestro medio; y el miércoles compartirán una cena con sus invitados.

Los capitanes Carlos Borja y el brasileño Rai con el árbitro paraguayo Juan Francisco Escobar. Foto: Jamil Chávez

“Este festejo con ‘El partido de la gratitud’ es para agradecer por la motivación y fuerza que nos dio esa generación de aficionados que llenaron las graderías del Hernando Siles y nos permitieron llegar al Mundial. Cómo no recordar a esos fanáticos que festejaron con nosotros ese momento de integración nacional, que además sirvió para despojarse de diferencias ideológicas, religiosas, sociales y raciales. Aquella vez fuimos más bolivianos que nunca”, sostiene el conocido Pichicho.

A su mente vuelven los recuerdos. Por ejemplo, cómo en aquella plaza se congregaron miles de aficionados para alentar a los jugadores a pesar de la goleada sufrida a manos de Brasil en Recife (6-0).

Tampoco olvida que mientras el bus que transportaba al grupo subía por la avenida Mariscal Santa Cruz rumbo al aeropuerto de El Alto, desde los edificios caían miles de papelitos en señal de apoyo.

O cuando el estadio estaba repleto para cada partido y el “Bo-bo-bo, li-li-li, via-via-via” se hacía sentir con fuerza.

“Sería magnífico que mucha gente vaya al estadio el martes para este reencuentro”, en el que estará la mayoría del grupo de aquella vez, encabezados por el técnico Xabier Azkargora. Solo Gustavo Quinteros (Emiratos Árabes Unidos), Miguel Ángel Noro (Japón) y Mario Pinedo (Estados Unidos) desistieron de venir.

Asimismo, el reencuentro será en memoria de los que ya partieron: Ramiro Castillo, Óscar Sánchez y el médico Miguel Elías Zaiduni; igual, sus familiares estarán presentes.

“Va a ser emocionante rememorar esa clasificación, porque además no fue propiedad de los jugadores, sino de todo el pueblo boliviano y por supuesto también de los periodistas. Es un evento histórico que marca el renacer del fútbol boliviano. Pensábamos que iba a ser el punto de inflexión del nuestro fútbol, pero las cosas se quedaron ahí y ahora hay que trabajar con mayor fortaleza para volver a vivir esa alegría”.

Probablemente sea la última vez que ese grupo se reúna para rememorar la clasificación, ya que no está pensando hacer nada el próximo año, cuando sean también las Bodas de Plata de la asistencia de Bolivia al Mundial de Estados Unidos. El tiempo pasa y es cada vez más complicado por las ocupaciones que la mayoría tiene actualmente.

“Será un reencuentro magnífico con el público, nosotros los jugadores, ahora cincuentones corriendo aún detrás de un balón. Cómo vamos a olvidar aquellos momentos”.

El costo de la entrada será de 10 bolivianos para las curvas, 20 para las rectas de preferencia y general, y 30 para las butacas.

“Transcurrido el tiempo nos damos cuenta del trabajo sacrificado y humilde que hicimos con un grupo bien unido en el interior de la selección, con un grupo compacto en lo futbolístico que supo vencer momentos adversos con base en la voluntad. Pasaron los años y nos damos cuenta de la magnitud que hemos conseguido en la parte deportiva y que compartimos con toda la gente de esa época que nos siguió en cada uno de los partidos y con la que ahora queremos tener un reencuentro”.

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