No será el entrenador ideal para muchos, para otros tal vez lo sea, pero no hay duda de que la llegada de César Farías a la dirección técnica de la selección nacional ha generado opiniones divididas en todo el país. Sin embargo, a pesar de los pros y contras de su designación de forma interina, el venezolano está enfocado únicamente en cosechar logros para la Verde.
Es una persona extrovertida y soñadora, a la que le gusta motivar a sus jugadores y se caracteriza por ser un estratega que habla mucho con sus futbolistas. Lo mejor de todo es que dice estar convencido de poder llegar muy lejos con Bolivia.
A pesar de sus ilusiones, este entrenador, de 45 años, sabe que el camino para convencer a los bolivianos de ser el indicado para quedarse como entrenador de la selección absoluta es realmente duro. Explicó que cada partido que le toque estar al frente de la Verde tendrá una significativa importancia para él. Reconoció que aún hay mucho trabajo por hacer, aclarando que las divisiones menores no pueden estar distanciadas de este proceso.
Farías explicó que se puede hacer un buen trabajo sin contar con mucha infraestructura porque, para el técnico venezolano, el talento que existe en el país es suficientemente bueno como para conseguir buenos resultados.
Pese a sus buenas intenciones, en los últimos días se convirtió en noticia por un entredicho en el clásico con el arquero de Bolívar, Rómel Quiñónez, uno de los mejores en su puesto del país.
El guardameta cruceño contó haber sufrido un esguince en un dedo de la mano izquierda, producto de ese altercado, y por su parte Farías prefirió no referirse a ese triste episodio para evitar que la polémica se agrandara aún más entre los dos clubes más importantes de La Paz.
Ese encontrón con Quiñónez llevó a pensar que Farías no es el técnico que la Verde merece tener. A pesar de una ola de críticas generada en el último clásico, el entrenador sigue enfocado en los partidos amistosos que sostendrá primero ante Estados Unidos y después contra Corea del Sur y Serbia, respectivamente.
El venezolano está convencido de que tendrá éxito y que se quedará al mando de la selección para encarar las eliminatorias para el Mundial 2022 y la próxima Copa América.
¿Qué siente ahora que está al mando de la selección, que era adonde usted apuntaba?
La verdad es que me siento muy bien, contento, un poco más tranquilo porque veo una gran disposición de los jugadores. Encontré un espíritu envidiable en los jugadores; cada vez que doy indicaciones están atentos, demostrando que están dispuestos a darlo todo. Me siento muy complacido de ser el técnico y estoy seguro de que cada día tendré una tanda de conversaciones con cada uno de ellos.
Sus palabras transmiten mucha ilusión, ¿es así?
Sí, seguro que se me nota la ilusión que tengo, debo reconocer que me siento muy contento. Después de una conversación de dos horas con los jugadores en el hotel de concentración, quiero reconocer que son los jugadores los que me dan suficiente fuerza para ilusionarnos todos. A los futbolistas los veo muy convencidos, tranquilos y dispuestos a caminar juntos. Creo que vamos a ganar muchos soldados para estas batallas que vamos a afrontar.
¿Qué sueña Farías con la selección?
Me gusta soñar y realmente sueño con un Mundial para Bolivia. Yo siempre sueño en grande, esa es una de mis características, pero para conseguirlo obviamente que hay que pasar por muchos obstáculos; hay que superar muchos encuentros y desencuentros (se ríe), hay que saber lidiar con muchas cosas, y yo estoy dispuesto a dar todo de mí. Sé que el tiempo nos va a permitir que en el camino encontremos todas las recompensas.
Cuando escucha la palabra fútbol, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?
El fútbol, desde mi concepto, es como la vida, trabajando de lunes a domingo, prácticamente estoy metido en este deporte todos los días de la semana. Cuando no estoy en la cancha estoy planificando, y cuando no estoy planificando, estoy revisando videos, me gusta analizar los partidos que mi equipo juega para ver los errores que se cometieron y las virtudes de mis jugadores; me gusta analizar de cerca a mis rivales. Además, me encanta ver fútbol de otros países, y cuando me toca estar de vacaciones, sigo metido en el fútbol porque, para mí, este deporte es mi vida.
¿Se imaginó alguna vez dirigiendo a la selección de Bolivia la primera vez que llegó?
Sí, la verdad es que hace mucho tiempo me habían ubicado para dirigir Bolivia. Hace tiempo recibí un par de llamadas, sucedió cuando apenas salí de los Cholos de Tijuana. La siguiente vez que me llamaron fue cuando estaba en la India, pero esas opciones no procedieron y no se pudo concretar mi llegada. Yo llegué de casualidad a este país, estuve un poco más de un mes, evalué el fútbol boliviano, me gustó lo que vi, luego salieron bien las cosas y después de haber conseguido un campeonato con The Strongest tenía la ilusión de dirigir la selección, y se dio.
¿Qué hay que hacer ahora para mejorar la imagen de la selección?
Hay muchas cosas por hacer, prácticamente estamos comenzando de cero, pero eso no importa, porque estamos trabajando con mucha ilusión, dispuestos a dar todo de nosotros para brindar muchas alegrías al país. De verdad que conociendo el fútbol boliviano en profundidad se puede percibir mucho talento en este hermoso país, todo eso debemos explotarlo al máximo, y trabajando a conciencia conseguiremos grandes logros.
¿Qué hace falta para soñar con una clasificación a un Mundial?
Trabajo y más trabajo, también necesitamos muchos partidos de preparación, muchas horas de entrenamiento, se debe mejorar el actual torneo de la División Profesional, se debe crear un torneo donde se jueguen las ligas menores, hay que hacer un trabajo específico desde la selección sub-12 hasta la sub-20, y ahí mantener un buen nivel con los jugadores que estén en las reservas. Los jugadores de esas categorías deben tener un campeonato nacional, se tiene que fomentar torneos donde todas las categorías que mencioné antes jueguen y estén en constante competición, se debe pedir que juegue un juvenil obligatorio en cancha y que ingrese un juvenil por el otro. Con todo esto espero que se cree la Copa Bolivia, que en ese torneo participen los equipos que están en segunda división y que ahí se obligue a poner un sub-17, los cambios necesariamente tienen que ser un juvenil por otro. En la segunda división de Bolivia hay que imponer dos juveniles en cancha por equipo. Así, y solo así, con el tiempo se podrá ver un cambio en el fútbol de Bolivia.
¿Se necesita infraestructura para conseguir esos logros?
No, para nada, la infraestructura viene después de todo lo que dije, siempre manifesté que no se dejen mentir, primero se debe trabajar en la competencia, hay que motivar a los jugadores que están comenzando y luego decirles, ‘miren, tenemos 12.000 federados, 14.000 federados’, ahí sí que se debe trabajar mucho para mejorar las instalaciones. Un ejemplo es cómo comenzó The Strongest hace 110 años. No había el hermoso complejo de Achumani porque ellos trabajaron primero en la competencia, por eso espero que se dé mayor importancia a los torneos y después trabajar en infraestructura. También se debe institucionalizar en las categorías sub-15, sub-17 y sub-20, 130 días de trabajo al año de manera obligatoria.
¿Se ve dirigiendo Bolivia en las eliminatorias?
Sí, claro que sí, de lo contrario no estaría aquí, sueño con dirigir las eliminatorias, soñar no me lo puede quitar nadie, ni siquiera la gente que me adversa, sin siquiera haber dirigido un partido con Bolivia.
¿Qué pasará con jugadores como Raldes, Zenteno o Escobar?
Serán evaluados si están en condiciones de llegar a la selección. Si están, serán convocados; si no están, veremos otras alternativas que en este país existen.
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