Tres incidentes distintos, con el seleccionador nacional envuelto en una riña, un partido suspendido por la supuesta lesión de cinco jugadores cuando un equipo perdía 7-0 y una agresión de un futbolista a su entrenador, revelaron en una semana la realidad del fútbol boliviano.
Cada uno de esos episodios se produjeron a pocos días de la posesión del nuevo presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), César Salinas, que asumió el cargo el 10 de abril en medio de augurios de cambio de uno de los pocos deportes que suscita pasiones en el país.
El incidente "mayor" lo protagonizó el hasta hace pocos días seleccionador boliviano Mauricio Soria, en una gresca con un antiguo empleado difundida en redes sociales y luego en medios incluso fuera del país.
El escándalo culminó con su destitución el pasado sábado tras aplicarle una cláusula de comportamiento, que supuestamente era parte de su contrato.
El periodista deportivo Tito de la Viña, activo en la cobertura de temas futbolísticos por 64 años, aseguró a EFE que el incidente de Soria "cayó como anillo al dedo" a los nuevos dirigentes de la federación.
A juicio del comunicador, no tuvo un desempeño destacado y solo consiguió "victorias aisladas" con la Verde.
El exdefensa de la selección de Bolivia de la década de 1980, el argentino-boliviano Ricardo Fontana, declaró que "era lógico" que cambien a Soria, que no tenía empatía con los nuevos dirigentes.
A ello se sumó el incidente personal, que a su entender sirvió "para destrozarlo", porque "no se supo cuidar".
Consultado sobre si la destitución de Soria no interrumpió un proceso deportivo en el seleccionado, señaló que "los procesos no existen", solo continúan cuando se dan buenos resultados y en Bolivia, bajo las actuales circunstancias, no se pueden dar.
"Aquí el gran problema es que no tenemos material humano. Aquí desgraciadamente no tenemos jugadores o no tenemos grandes jugadores", aclaró el ahora entrenador de divisiones inferiores de un equipo de La Paz.
Otro incidente, de repercusión internacional, fue la suspensión el pasado domingo del partido que el Wilstermann de Cochabamba ganó Universitario de Sucre por 7-0.
En un inusual encuentro de la primera división, los locales ganaban 7-0 en la primera mitad ante un equipo visitante de emergencia plagado de jóvenes de 15 a 19 años, con el que el Universitario se presentó tras negarse a viajar sus futbolistas profesiones por impago de salarios.
Los de Sucre habían viajado a Cochabamba con solo once jugadores, salieron al césped en la segunda parte con siete, alegando lesión de los otros cuatro, y al minuto de juego se suspendió el encuentro al lesionarse un quinto, entre sospechas de que era todo fingido.
Para De la Viña, esa situación fue como "poner la mano en la pus", ya que desde su perspectiva el problema del fútbol de Bolivia es estructural, pues compromete su organización, la falta de infraestructura, de divisiones inferiores y los constantes problemas económicos, razones por las que prefiere llamarlo "semiprofesional".
Este periodista de 86 años recordó además los casos del San José de Oruro, cuyos jugadores estuvieron en huelga, del Blooming de Santa Cruz, al que se le quitaron seis puntos por no pagar sueldos, y del Aurora de Cochabamba, cuyo presidente amenazó con renunciar tras la eliminación del equipo en el campeonato local.
Fontana, en cambio, consideró que lo sucedido con el Universitario "fue una vergüenza" y que el equipo estudiantil debiera perder la categoría por no pagar varios meses de salario a sus jugadores, pese a que sus dirigentes afirmaron que solo se les debe uno.
Al respecto, aseguró que los jugadores jóvenes del Universitario "se los mandó al matadero", porque tras perder 7-0 en 45 minutos se mostró que "no estaban en ninguna competencia".
"A esos pobres chicos esta goleada les va a quedar marcada para muchos años", dijo con indignación el exdefensa de la Verde.
Finalmente, la agresión del brasileño Thiago Dos Santos de Nacional Potosí a su entrenador, el argentino Edgardo Malvestiti, cuando la pasada semana lo sustituyó en un partido, se sumó a la trilogía de episodios en el fútbol boliviano.
Fontana lamentó todos estos sucesos, ya que a su criterio hace que el fútbol local no sea tomado en cuenta, puesto que, principalmente en lo futbolístico, "seguimos con el mismo nivel" hace varios años.
Por su parte, De la Viña se mostró partidario de generar una gran "opinión corporativa" capaz de alimentar el debate sobre los problemas del fútbol de Bolivia, para encontrar soluciones.
Bolivia en torneos futbolísticos fue campeona de la Copa América en 1963 y subcampeona en 1997, además de clasificar al Mundial de Estados Unidos 1994, entre sus principales logros.
Sin embargo, hace varias clasificatorias mundialistas ocupa los últimos puestos y a nivel de clubes no ha conquistado títulos internacionales, aunque equipos como Bolívar y The Strongest, de La Paz, y Wilstermann han tenido en el último tiempo buenas actuaciones en la Copa Libertadores.
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