Con el ascenso de Destroyers a la primera división del fútbol boliviano, ya se conoce a los 14 equipos que el próximo año, disputarán los torneos del fútbol rentado.
Incierta aún la modalidad de competición, es justamente este punto el que ha levantado polémica porque, la realización de certámenes “todos contra todos” como venía sucediendo, es prácticamente inviable por factores de tiempo, dando lugar a torneos seriados o regionalizados, que atentarían contra el fair play deportivo.
Sean ocho o seis los equipos clasificados a una liguilla final, se corre el riesgo de que los restantes planteles queden inactivos antes de finalizar la temporada y aún así, obligados sus dirigentes a erogar los salarios comprometidos. En lo deportivo, retornarían esas casuísticas que tanto complicaron en el pasado, principalmente con el tema del descenso.
Por otro lado, entendidos en el tema consideran que los beneficiados serán Oriente Petrolero y Blooming, mejor conformados que sus rivales cruceños y prácticamente locales en todos sus partidos. Observación que se presume podría incluso fisurar las decisiones en bloque de un contundente sector oriental.
El panorama no es alentador y por el contrario, se ve con preocupación que la próxima temporada sea más complicada en el aspecto económico. Más clubes pero menos ingresos que repartir por conceptos de televisación y patrocinios.
Esta es la consecuencia de acuerdos alcanzados más por un compromiso político para salvar en su tiempo a equipos inmersos en la zona del descenso a cambio de su apoyo, que por razones técnicas bien fundamentadas que sustenten la ampliación a 14 equipos.
Lo que requiere nuestro fútbol, es consolidar una segunda división de un nivel altamente competitivo; a partir de ahí, cualquier posibilidad de ampliación es bienvenida.
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