jueves, 13 de julio de 2017

Mauricio Soria: ‘Las selecciones están en franca evolución’



Han pasado casi siete meses desde que el 23 de diciembre de 2016 Mauricio Soria fue elegido director técnico de todas las categorías de las selecciones de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).

Llegó en reemplazo del hispano argentino Guillermo Hoyos, quien renunció luego de aceptar una oferta del club Universidad de Chile.

Firmó contrato hasta diciembre de 2018 con el entonces titular de la FBF, Rolando López, y el 26 de diciembre comenzó su labor con la selección Sub-20 que intervino en el Sudamericano de Ecuador.

Rápido armó su equipo de colaboradores porque a la vuelta de la esquina estaban otros desafíos con la selección Sub-17 y la reanudación en marzo de este año de las eliminatorias mundialistas para Rusia 2018.

Transcurrido el primer semestre de este año, el DT acepta hacer una evaluación pública del trabajo realizado y señala con seguridad que todas las categorías de la selección nacional han evolucionado, pero que todavía queda mucho por hacer.

— ¿En qué fase del proyecto que presentó a la FBF está la selección absoluta?

— Creo que todas las selecciones están en fase de franca evolución, en el caso de la absoluta considero que está en la segunda fase del proceso que comenzó con la preparación y disputa de los partidos de las eliminatorias contra Colombia y Argentina.

Hemos afrontado esos compromisos con varios jóvenes aparejados con experimentados que nos pueden ayudar mucho en su progreso en la cancha. Se ha ido dando continuidad a este trabajo con los partidos frente a Nicaragua y ahora el deseo es que ese progreso que buscamos llegue también en los clubes del fútbol profesional que compiten en la Libertadores y Sudamericana, eso puede ayudar para los próximos partidos de la selección.

— ¿Cuál es el objetivo luego de las eliminatorias tomando en cuenta que en 2018 no habrá competencia oficial?

— Todo lo que presentamos en el proyecto a la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y el plan de trabajo se llevan adelante de manera correcta y tal como habíamos planificado.

El próximo año no habrá competencia oficial para Bolivia porque las chances de clasificar son mínimas, estamos lejos; pero presentamos un plan y proyectamos que el primer torneo de 2018 de la División Profesional comience máximo el segundo domingo de enero y termine el 12 de mayo, eso daría lugar a que unos 30 días antes del Mundial llevemos a un grupo de 40 futbolistas a Europa para jugar cotejos amistosos aunque sea pasando un día, con esa cantidad de jugadores podemos hacerlo. El objetivo es que los chicos tengan a la culminación de 2018 unos 20 o 25 partidos internacionales con todo tipo de selecciones, significaría jugar con prestigiosos equipos y los otros que también son de gran valía para el progreso que este cuerpo técnico quiere darle al fútbol. Todo está delineado, está bien armado como corresponde. Ahora, la gente de la FBF debe ir concertando.

— ¿Piensa en una gira o instalar al grupo en un centro y de ahí desplazarse para jugar?

— Intento que sean partidos concertados antes de que vayamos y juguemos en lugares elegidos con anticipación. Sería una gira con la mayor cantidad de partidos posible para tener alto roce, de modo que cuando en 2019 comiencen las eliminatorias todos los futbolistas tengan capacidad desarrollada para afrontar con fuerza los encuentros de alta competencia.

— Hablemos del presente ¿qué idea maneja ante la posibilidad de jugar

contra Argentina un amistoso?

— Creo que no se hará ese partido porque en Argentina esperan una respuesta pronto para organizarlo. Lo que hubo fue una invitación, pero había que solicitar permiso a los clubes. Hubiera sido bueno jugar porque pensaba en armar una selección acorde a lo que serían los partidos con Perú y Chile de eliminatorias. Iban a estar también en la nómina futbolistas de los equipos que juegan en torneos internacionales porque estamos muy cerca de esos partidos y necesitamos tener un contacto con el plantel principal de la selección mayor. Pero hay otra posibilidad de jugar contra el mismo rival en un par de meses.

— ¿Qué opinión tiene de la clasificación Mundial de la FIFA de este mes en la que Bolivia dejó el último lugar de las posiciones en Sudamérica?

— Subimos seis lugares y eso es producto del trabajo que estamos haciendo. Cuando asumimos en la selección estábamos en otra posición, creo entre los 70 y 80. Ahora espero seguir en ascenso y lo ideal con los partidos que quedan en este año sería subir hasta entrar en el grupo de los 50 posicionados.

— ¿Califica como especial el partido contra Chile de septiembre por la coyuntura política?

— Es un partido de fútbol. Es obvio que es un juego, pero no podemos dejar de lado las cosas que suceden a diario, llegan muchas noticias de ambos países y las vivimos, pero estamos dispuestos para afrontar un partido muy difícil, y vamos a poner hasta la piel para poder dejar al país como victorioso.

— Por ahí ellos vienen a jugarse el todo por el todo en busca de la clasificación

— Sí, pero es un partido y no voy a hacer más comentarios sobre eso.

— ¿En qué etapa del trabajo están las selecciones menores?

— Con los jóvenes hemos iniciado el miércoles la concentración en Santa Cruz, un grupo también está en la segunda fase de la evolución. Son 16 chicos de la selección Sub-17 que jugó el Sudamericano de Chile que fueron confirmados en este grupo para un miniciclo de 17 días.

Hay también chicos a los que seguiremos observando y trabajando para que mejoren sus cualidades hasta noviembre, fecha en que les tocará competir en los Juegos Bolivarianos de Colombia.

Esta misma selección estará en la tercera etapa para pasar a la categoría Sub-19 que irá a los Juegos Odesur, que también servirá de preparación para cuando les toque jugar en enero de 2019 el Sudamericano Sub-20. Por eso elegimos jóvenes de las categorías 2000 y 1999.

— ¿Qué plan de trabajo tiene con la selección Sub-15 para afrontar el Sudamericano este año?

— A la par de lo que hacemos ahora estamos iniciando el proceso con jugadores de esa categoría, se iniciará después del torneo nacional que la Federación tiene en planes organizar a finales de julio. Su primera concentración será en agosto y en septiembre se incidirá en su preparación para participar en el Sudamericano de la categoría, que se llevará a cabo en Argentina, y con ellos trabajaremos también en 2018 pensando en que ascenderán a la categoría Sub-17 que también tendrá competencia internacional en los primeros meses de 2019.

— ¿Los chicos han asimilado ya su idea de fútbol?

— Los 16 chicos que hemos vuelto a convocar saben mucho de la forma de juego que pretendemos. Hay que tomar en cuenta que varios mostraron su categoría en el anterior Sudamericano: John García, que está fuera del país (Huachipato); Sebastián Melgar, en ese momento estaba por enrolarse al club y ahora está consolidado en Boca Juniors; Daniel Rojas es nuestro capitán juvenil y lo más probable es que después del miniciclo se vaya a Colo Colo de Chile. Ellos ya saben lo que pretendo en cuanto a la forma de juego de la selección.

El trabajo de visita a ciudades y provincias del país que hicimos nos ayudó a ver muchos jugadores, varios llegan por vez primera a trabajar con nosotros y a ellos hay que inculcarles conceptos.

La manera de trabajo de mi cuerpo técnico es contundente y fácil de asimilar, eso se reflejará en la manera de juego que tendrán ellos.

Foto: APG Archivo

— ¿Qué conclusiones saca de esta su primera experiencia trabajando con menores?

— Era un poco reacio a trabajar con jovencitos, la verdad no sabía cómo iban a reaccionar ellos ni yo en una relación de trabajo. Estoy realmente contento, emocionado de estar con ellos; son totalmente maleables, se los puede moldear a lo que uno quiere, es fácil hablarles, interpretan rápido lo que uno quiere y pide. Hace un tiempo fui a un simposio de técnicos y hablé con el entrenador chileno José Sulantay, quien en su momento tuvo en sus manos a la generación dorada de ahora, y coincidíamos en que para que los jóvenes aprendan bien deben tener gente de experiencia y con conocimientos cabales del fútbol. La experiencia que hemos acumulado durante 10 u 11 años trabajando con mayores y en clubes profesionales nos dio una posición firme con capacidad de transmitir la propuesta de forma fácil y rápida para asimilar.

Coincidimos en que a los aprendices hay que ponerles un profesor, no otro aprendiz, eso no ayuda a desarrollar la técnica. Sulantay decía que en su país cometían los mismos errores con DT jóvenes hasta que decidieron convocar a gente con experiencia para llevarlos adelante.

— ¿Cómo está la conformación de cuerpos técnicos departamentales?

— Está a medias, en algunos lugares se pudo armar, hay cuatro o cinco asociaciones que tienen un entrenador con el que coordinamos y trabajamos un poco. Se frenó esa actividad por los problemas que todos conocen.

En La Paz está Mario Ortega, en Sucre trabaja Javier Vega, Nicolás Suárez está en Pando, y Ramiro López de Tarija. En otros departamentos aún no hay y esperamos que se den luces de nuevo en la FBF para elegir entrenadores donde hace falta.

— ¿Cómo es el trabajo con ellos?

— Tuvimos el primer contacto con todos los sugeridos en el curso de entrenadores en Cochabamba, ahí intercambiamos ideas con presidentes de asociaciones y delineamos ideas para el trabajo y acertaron en su elección. Vamos a seguir con charlas y cursos de capacitación, interesa tener una forma de trabajo de modo que la propuesta sea la misma en todo el país.

— ¿Hasta cuándo es su relación contractual con la Federación?

— Es hasta diciembre de 2018. Creo que con mi grupo de trabajo hacemos una labor acertada con cosas que el país ve, seguro que si lo hacemos bien estaremos firmes en la actividad para seguir con el desarrollo, con la evolución del fútbol boliviano desde la selección nacional mayor hasta la más joven.

— Ha preferido mantenerse alejado de los líos dirigenciales…

— No tengo nada que opinar al respecto.

— ¿Ni de posibles candidaturas a la presidencia de la FBF?

— No tengo por qué hablar de ello, me dedico solo a la parte deportiva de la Federación, en el resto no tengo nada qué ver.

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