En los últimos días, la Federación Ecuatoriana de Fútbol anunció la venta de sus derechos televisivos a la empresa Gol TV por un periodo de 10 años en una suma de 276 millones de dólares. Considerando que la Liga recibe entre 1,5 a dos millones de dólares , es decir 28 millones más que lo que recibe el fútbol profesional boliviano.
Por lo tanto, cada club ecuatoriano de los 12 que pertenecen a primera división recibirán desde el 2018 aproximadamente en promedio 2,5 millones de dólares, que equivalen al monto total que reciben todos los 11 clubes de la liga boliviana en el periodo de un año (150 mil dólares es el ingreso anual de un equipo boliviano por derechos de Tv).
Es por ello que el club Bolívar es el único equipo en el país que ha determinado apostar a través de Bolívar Tv, su aplicación que es un nuevo modelo de negocio que busca generar una alternativa adicional de incremento económico a través de la transmisión de sus partidos en plataformas digitales.
De una manera formal hay que buscar los respaldos que justifiquen la brecha de 14 veces en el valor de los derechos entre ambos países. Desde el lado económico, el Banco Mundial dice que la economía ecuatoriana es tan sólo tres veces mayor a la boliviana, con un PIB de 101 billones de dólares en comparación con los 33 de Bolivia. En población tampoco existen mayores diferencias, ya que Ecuador solo tiene un 60% más que Bolivia.
En lo deportivo a nivel clubes no ha existido una superioridad marcada entre la liga ecuatoriana versus la boliviana. En los últimos cinco años ningún equipo de ambos países ha conseguido título internacional alguno, habiendo llegado en casos aislados a instancias similares con el caso de Bolívar el 2014, que llegó a Semifinales de Copa Libertadores, y el de Independiente del Valle que accedió a jugar la final el 2016.
Con estos números queda claro que la verdadera diferencia entre ambos países es la incapacidad de gestión o el desinterés dirigencial en fortalecer y trabajar por el fútbol.
En Sudamérica, el fútbol de Paraguay también ha establecido un contrato interesante en febrero del 2017 por la suma de 14,7 millones de dólares por año, beneficiando a su primera y a su segunda división, como así también al fútbol femenino y a su fútbol playa. Venezuela es otro ejemplo. A pesar de cobrar una suma de cuatro millones de dólares por año, sus 20 equipos perciben más dinero que los 11 de la liga boliviana.
Es ahora el momento de establecer cambios verdaderos dirigenciales en los cuales la gestión deportiva y el profesionalismo debe prevalecer. Se tiene que dejar de lado a la gente que solo se aprovecha del fútbol en beneficio propio. Es momento de cambiar y dar fin a la corrupción, que lo único que ha conseguido en este periodo es manchar al deporte rey.
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