Hay muchas cosas que analizar y otras para reflexionar. A la inversa de lo que se dice que no se ataca mejor cuando se pone mucho delantero, tampoco se defiende mejor cuando se pone mucho defensor. El tema es conceptual. No sirve poner cinco defensores si después no podemos cortar la actitud del equipo argentino. Las llegadas fueron por las bandas, más allá de que el primer gol fuera de tiro libre y un infortunio.
Pero fue insoluble para nosotros poder parar a Ezequiel Lavezzi, fundamentalmente, a diferencia de lo que ocurrió contra Chile, hoy fue un desorden total y cuando se defiende desordenado no se puede atacar ordenado, no se pude tener la posesión de la pelota.
En el segundo tiempo, en lugar de mejorar, empeoramos sobre todo adelante.
Prácticamente no atacamos nada, no teníamos una referencia arriba, como cuando juega Yasmani Duk y en la defensa seguimos carentes de funcionamiento, hay conceptos que no se manejan y eso nos complicó.
No es un delito entrar a defenderse, el delito es dejar de pensar en el arco rival, felizmente Argentina no pudo convertir más goles, eso hizo que sea más decorosa la derrota. No tenemos un funcionamiento conceptual de defensa o ataque. No existe un modelo de juego y eso afecta, cuando el plantel tiene funcionamiento fortalece el rendimiento de los jugadores, se los ve mejor inclusive.
Actitud, entrega, ganas, garra en esta Selección de Julio César Baldivieso nunca falta, pero ya está visto que esto no alcanza.
No hicimos buenas coberturas, relevos. Nunca achicamos en función del balón, estuvimos muy metidos debajo de nuestro arco y cuando pasa esto, el gol entra en cualquier circunstancia.
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