El Tigre fue mucho más en todo el compromiso, pero tuvo un dominio improductivo, como le sucede a todos los equipos bolivianos.
Buen primer tiempo de los atigrados que tuvieron la paciencia para abrir el marcador, aunque volvieron a cometer los errores de siempre que posibilitaron el empate del cuadro brasileño.
Sao Paulo llegó por el empate y formó dos líneas de cuatro en el fondo para cerrarle todos los espacios al Tigre, que estuvo impreciso en los primeros 15 minutos de juego.
En los apuntes sólo figuran los remates de Raúl Castro y Matías Alonso como las únicas jugadas de peligro para la valla defendida por Denis; sin embargo, el conjunto de Achumani siguió insistiendo y poco a poco se fue acercando con más peligro al arco rival.
A los 29 minutos, Escobar cobró un tiro libre desde la derecha. El Pájaro puso un centro preciso al área chica del Sao Paulo y Ernesto Cristaldo apareció con un cabezazo para anotar el primero de la noche ante el desconcierto de la defensa paulistana.
Los visitantes cambiaron su esquema de juego ya que con un gol abajo no les quedaba otra que ir a buscar el arco rival, pero a la vez se desprotegieron en su sector defensivo y el Tigre no supo aprovechar esas licencias para marcar el segundo.
El empate llegó a dos minutos del final de la etapa en un tiro de esquina servido por Kelvin. Salió mal el arquero Daniel Vaca y apareció la figura de Calleri para conectar un cabezazo para poner las cosas como al inicio.
En el complemento fue todo de The Strongest, los brasileños se quedaron sin resto físico y sólo atinaron a defender el empate y rechazar las pelotas lo más lejos posible del sector que defendían. La jugada más clara para anotar la tuvo el uruguayo Matías Alonso que solo frente al arquero Denis no pudo anotar el segundo tanto.
El Tigre insistió por todo lado, pero no pudo conseguir el segundo gol. En los descuentos, el golero Denis fue expulsado y como el Sao Paulo ya había hecho los tres cambios los últimos tres minutos jugó con golero improvisado, que evitó la caída de su arco en tres jugadas comprometidas.
The Strongest comenzó con un gran triunfo esta versión de la Copa, pero luego su rendimiento fue de más a menos. No perdió anoche la clasificación, sino en el partido de la pasada semana en Valera. La Copa Libertadores 2016 se acabó anoche para los equipos bolivianos.
Mientras tanto, el argentino River Plate, actual campeón del campeonato de clubes más importante de la región, se clasificó a los octavos de final del torneo continental con un ajustado triunfo 4-3 (parcial 2-1) sobre el venezolano Trujillanos, en un partido jugado la noche del jueves por la última fecha del Grupo 1.
El final del partido tuvo golpes, insultos y gas pimienta
Página Siete/ La Paz
El partido se le fue de las manos al árbitro chileno Roberto Tobar, quien fue el principal responsable para la gresca que hubo en la parte final del compromiso.
El chileno fue muy permisivo con el plantel brasileño, que durante toda la parte complementaria perdió todo el tiempo sin que el juez ponga un alto a esas actitudes.
Los nervios que había en la cancha se trasladaron a los bancos de suplentes; el asistente técnico del entrenador de Sao Paulo insultó al DT César Farías, quien respondió la agresión verbal; pero las cosas se pusieron color de hormiga cuando el asistente de Farías, su hermano Miguel, le dio una trompada al que había comenzado la pelea.
Posteriormente se jugaron dos minutos más, el Tigre no pudo marcar el segundo tanto y en cuanto terminó el partido se produjo otra gresca entre jugadores de ambos equipos. Tobar sacó una roja a Calleri en medio de toda una confusión.
El atigrado Matías Alonso estaba descontrolado y repartía puñetes y patadas; los jugadores de Sao Paulo se metieron rápidamente en su vestuario y a la Policía no le quedó otra que usar gas pimienta para dispersar a los enfurecidos jugadores de ambos planteles.
Los medios brasileños mencionaron que el Sao Paulo elevará un reclamo formal ante Conmebol por las agresiones que sufrió su equipo y por el gas pimienta que utilizó la Policía boliviana para que la gresca no pase a mayores, debido a la cercanía de los jugadores al juez.
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