Los dirigentes del fútbol están en una situación en la que deben demostrar con sus actos que asumen responsabilidades para servir y no servirse. El nuevo presidente de la FBF y sus colaboradores deberían hacer una declaración jurada de bienes, renunciar a sueldos y bonos de organismos nacionales e internacionales, y presentar informes económicos con regularidad para demostrar que sus actos son efectivamente transparentes.
Pocos dirigentes le ponen dinero de su bolsillo al fútbol sin esperar recuperarlo alguna vez. Uno de ellos fue José Saavedra Banzer, que en paz descanse. Fue un respetadísimo presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), muy querido en el país y afuera por su forma de ser y de actuar.
Lo citaba la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para las reuniones de Comité Ejecutivo en Paraguay y devolvía los pasajes que le mandaban, tomaba su propio avión y volaba de La Paz a Asunción con sus propios recursos. Pagaba un montón de dinero para ir a la cita a hora, pero según sus ocupaciones se lo permitían.
La fortuna que tenía como exitoso empresario internacional así se lo permitía. Era, además, algo así como cuidar un estatus. Si tenía que ir en avión comercial lo hacía en primera clase y también pagada por él.
En esos tiempos la Conmebol no tenía ni cede propia ni hotel como ocurre ahora. Sus oficinas eran un par de pisos alquilados en el centro de Asunción, al frente del Hotel Guaraní, donde llegaba la dirigencia para llevar a cabo sus reuniones.
Todos los presidentes tenían una habitación reservada a cuenta de la Confederación, pero cuando Chacho Saavedra llegaba al lobby no tomaba la que la Conmebol le había asignado, sino que pedía la Presidencial y se la daban. Por supuesto, sacaba su tarjeta de oro y con ella cubría los gastos. Abajo de él estaban los grandes dirigentes, Nicolás Leoz y Julio Humberto Grondona, entre ellos.
A la FBF le ponía dinero cuando era necesario. Ponía, no sacaba nada, no le robaba a nuestro pobre fútbol. Un día lo llamó a un notable jugador de la época: “Te tengo un regalo”, le dijo, y le entregó un reloj cuyo costo no era menor a los 20.000 dólares. Hasta diamantes tenía. ¿Por qué semejante premio?
“Porque eres el mejor jugador y lo estás haciendo muy bien, nos estás haciendo quedar bien a todos los bolivianos”. Más de un jugador se benefició de un premio que salió del bolsillo de Saavedra. Más de una cuenta de la FBF la pagó él.
Mario Mercado y Rafael Mendoza también eran querendones del fútbol, ponían y ponían de su dinero. Historias de ellos hay muchas, no sé si iguales a la de Saavedra, pero daban mucho por el fútbol. Los tiempos han cambiado. Los dirigentes han hecho cosas para enriquecerse a través del fútbol. Le han robado y lo siguen haciendo. Hablan de transparencia, pero es solo discurso. Sus actos son oscuros.
Si no lo son, por qué no los muestran en vez de ocultarlos. Hoy la FBF elegirá a su nuevo presidente. El que entre, y sus colaboradores, deberían dar una buena señal en estos tiempos en que ser dirigente de fútbol no es lo mejor sino todo lo contrario por lo mal que está visto en el ámbito mundial.
El presidente Fulano de tal debería hacer su declaración jurada de bienes. Es una práctica normal entre los funcionarios de la administración pública para demostrar cuánto tienen al momento de asumir un cargo para compararlo a la hora de que se marchen. Así es menos probable que se dejen llevar por las tentaciones.
“Yo no robo, nunca lo he hecho ni nunca lo voy a hacer”, dijo Guido Loayza, presidente de Bolívar y uno de los candidatos a la presidencia de la FBF. Los demás seguro que dirán lo mismo y si lo han hecho no van a levantar la mano en señal de admisión cuando se los pregunten. De lo que se trata aquí es de demostrarlo.
Otra cosa: a Carlos Chávez, el anterior presidente, más allá de que se haya aprovechado o no de su cargo, lo estigmatizaron por recibir un sueldo de la Conmebol. Si eso es tan malo, que el nuevo presidente de la FBF renuncie a él, que demuestre que luchó por llegar al cargo no por ganar 10.000 dólares o más cada mes, sino para ponerle el hombro al fútbol nacional y sacarlo de la crisis
Tanto que hablan de transparencia. Transparenten de verdad sus actos. Cada seis meses presenten un informe económico sin escudarse en lo que solo manda el estatuto, algo que a veces ni eso cumplen. Informen de tanto en tanto que llegó cierta cantidad por tal motivo y demuestren en qué lo gastaron o invirtieron, que se vea centavo por centavo adonde fue a parar el dinero.
El proyecto es importante, claro que sí. El fútbol nacional necesita cambios de verdad, acciones que lo lleven a mejores días. Las ideas faltan, hay que hacer que sobren. También hay que buscar la unidad, dejar de lado las diferencias, olvidarse de ciertos compromisos, ir para adelante. Pero por encima de todo eso está la honestidad, si no la hay no habrá nada que ayude a mejorar.
Los tiempos de hoy son para dudar de todos. Para que eso cambie solo depende de los actos de los propios dirigentes, no hay otra manera de creerles que en verdad obrarán con transparencia.
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