Con su candidatura, Loayza cambió el panorama previo a las elecciones de la FBF de tal modo que quienes se erigían como firmes candidatos o favoritos para alcanzar la silla federativa, quedaron, por lo menos, en problemas si es que no rezagados.
Rolando López, de Wilstermann, y César Salinas, de The Strongest, quienes surgían como principales candidatos para hacerse de la titularidad de la FBF, deben ahora competir con Miguel Antelo, de Oriente Petroleto; Wálter Torrico, de la AFLP; Hugo Miranda, de la AFO; y Marco Peredo, de Blooming. Y Loayza, cuyos antecedentes pueden ser determinantes.
Pese a que se rumoreó sobre su posible vuelta a la FBF en reiteradas oportunidades, El titular de Bolívar jamás retomó las riendas después de haber comandado -desde la dirigencia- la histórica clasificación de Bolivia al Mundial de los Estados Unidos 1994, luego de la recordada campaña de la Verde durante las eliminatorias de 1993.
A Loayza le preceden los antecedentes esas dos únicas alegrías recientes del balompié nacional, como cartas de presentación.
Además, es el presidente del club Bolívar, cuya alianza y administración con BAISA, comandada por el conocido empresario boliviano radicado en los Estados Unidos, Marcelo Claure, ha hecho de uno de los considerados “grandes” del país y el más laureado de la historia contemporánea de la Liga profesional boliviana, una institución aún más poderosa, económicamente estable, solvente y capaz de realizar los mayores golpes de chequera en sus contrataciones de futbolistas nacionales y extranjeros.
“Me veo obligado a candidatear por la Federación, porque en Bolívar estamos viviendo un cambio y creemos que podemos presentar un proyecto a la gente, para hacer un giro radical en la actual estructura del fútbol boliviano”, dijo ayer Loayza, quien más allá del desenlace de las elecciones, agarró a todos en off side.
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