El uruguayo Wilmar Valdez asumió oficialmente este viernes como presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, una institución que tiene a varios de sus exdirigentes y dirigentes presos por corrupción.
Valdez tomó las riendas de la Conmebol en sustitución del paraguayo Juan Angel Napout, detenido en Zurich (Suiza) tras ser acusado por Estados Unidos de un esquema de corrupción en la FIFA, y que ya puso en prisión preventiva a varios dirigentes y exdirigentes de la Concacaf y la Conmebol.
Este uruguayo, experiodista deportivo, asumió sin ninguna pompa ante representantes de las asociaciones nacionales miembros en la llamada Casa del Fútbol Sudamericano, la sede de la Conmebol en Asunción.
Ante la emergencia por la detención de Napout, los estatutos de la Confederación establecen que el vicepresidente primero (Valdez) debe reemplazar al presidente.
El órgano rector señala taxativamente que en caso de que la vacancia del presidente fuera definitiva, Valdez tendrá que presentar su renuncia incondicional a la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol para dirigir los destinos de la Conmebol hasta 2019, cuando finalizaba el mandato de Napout.
El desafío es gigante. A partir de que ahora Valdez y los representantes de asociaciones analizan la convocatoria a un congreso extraordinario para buscar la normalización de la situación luego del desbarajuste creado por las investigaciones originadas en EEUU.
Varios de ellos están presos
De los dirigentes que figuraban como presidentes de las 10 asociaciones sudamericanas en 2013, año en que la Conmebol acordó derechos de televisación con la cuestionada compañía Datisa, ninguno se encuentra hoy al frente de sus entidades.
La lista es gorda: Julio Grondona (Argentina, ya fallecido), José María Marín (Brasil), Rafael Esquivel (Venezuela, preso), Carlos Chávez (Bolivia, preso), Juan Angel Napout (Paraguay, preso), Luis Chiriboga (Ecuador, preso), Manuel Burga (Perú, preso), Luis Bedoya (Colombia), Sergio Jadue (Chile) y Sebastián Bauzá (Uruguay), este último el único que no ha sido señalado por el FBI.
Tanto Bedoya como Jadue viajaron a Estados Unidos y acordaron colaborar con la justicia norteamericana para rebajar sus penas.
El llamado 'Fifagate' se destapó el 27 de mayo cuando la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, dio a conocer un escándalo de sobornos, lavado de activos y fraude electrónico en la FIFA.
En ese momento fueron acusados, entre otros, el expresidente de la Conmebol Nicolás Leoz, el vicepresidente de la FIFA uruguayo Eugenio Figueredo y el ex mandamás de la Concacaf, el trinitense Jack Warner. El escándalo salpica hasta ahora a decenas de directivos y empleados de la FIFA, así como a presidentes de las asociaciones de fútbol de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.
El paraguayo Napout anunció a través de sus abogados que aceptó ser extraditado a Estados Unidos para confrontar las acusaciones ante la justicia norteamericana.
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