El héroe del clásico fue Juan Miguel Callejón por sus dos goles que sirvieron para la victoria de Bolívar; el villano, Rodrigo Ramallo, por fallar un penal —se lo tapó el golero Diego Zamora— que pudo poner en ventaja a The Strongest cuando el partido estaba a dos.
Fue un clásico de emociones con actores de diverso grado, a la postre favorable a la Academia, que ahora ocupa el segundo lugar (30 puntos) —en desmedro del Tigre (29)— y va a la caza de Sport Boys (35), líder del torneo.
Callejón gravitó sobre todo con sus tiros libres. Es un maestro de la pelota parada. En una, a los 13 minutos, perdió ante la buena tapada de Daniel Vaca; en la segunda que tuvo a disposición no falló: a los 25’ colocó, sí tuvo la suerte de que rozó en la espalda de un zaguero, descolocó un poco al guardameta y convirtió. Fue el primer empate.
Cuando el partido estaba igualado a dos, el español primero falló un gol cantado y después lanzó al travesaño. Era una premonición de que algo mejor estaba reservado para él.
Lo que son las cosas: él cometió la mano que fue penal para The Strongest, y él se hizo cargo del que a los 87’ favoreció a Bolívar, y con la experiencia que tiene remató fuerte y no se equivocó.
Ramallo, a esas alturas, ya estaba fuera de la cancha, reemplazado después de haber perdido la ocasión de poner el 3-2 a favor de su equipo.
Nadie en The Strongest quiere hacerse cargo de los penales. Antes era Pablo Escobar el que los remataba, pero empezó a fallar y se fue alejando de ese punto.
Quizás el encargado debía ser Ernesto Cristaldo, pero fue expulsado rato antes junto con Nelson Cabrera en las discusiones justamente por ese cobro del juez Gery Vargas.
Asumió entonces la responsabilidad Ramallo —el máximo anotador atigrado en este campeonato—, el mismo que días antes hizo dos goles contra Venezuela y encaminó a Bolivia a su primera victoria en las eliminatorias mundialistas. Le pegó a ras del piso, hacia la derecha, adonde llegó bien Zamora, el otro héroe académico.
Si The Strongest era el vencedor, quizás Escobar hubiera ocupado el sitial de figura: fue intratable en el primer gol, por cómo recibió el pase de Ramiro Ballivián, amagó ante el defensor y remató de derecha a los 8 minutos.
Ni qué decir cuando a los 54’, dentro del área, eludió a dos adversarios y con lo que le quedaba de estabilidad cedió la pelota con un toque sutil dejando solo a Chumacero para que liquidara.
Y hasta tuvo la victoria en sus pies, pero su buen disparo pegó en el travesaño y se fue alto.
Ya sea por una cosa o por otra, el clásico tuvo nombres. Los de la alegría y los de la bronca.
Diego Zamora celebra un penal atajado y la victoria
Diego Zamora jugó su primer clásico paceño oficial y lo celebró por doble partida: por el triunfo y por haber contribuido para el resultado con un penal atajado a los 73 minutos.
Titular desde que Romel Quiñónez se lesionó y se despidió hasta el próximo año, Zamora —21 años— se ha afianzado rápido con el transcurrir de los partidos y ayer acabó consagrándose.
A los 36 minutos tuvo una estupenda reacción cuando la pelota bajó tan rápido que estuvo a punto de “colgarlo”, y la mandó al tiro de esquina.
En el primer minuto del segundo tiempo le tapó un remate bien dirigido a Pablo Escobar.
Pero lo mejor de la tarde para él fue el penal que a los 73 minutos disparó Rodrigo Ramallo, adivinó hacia dónde iba, se adelantó un poquito y llegó a arañar el esférico. Estaban a dos y él evitó el tercero de The Strongest.
El árbitro se ‘comió’ dos ‘planchazos’
Dos “planchazos” de José Luis Sánchez Capdevila contra Diego Wayar, y ninguno sancionado, dimensionan el mal arbitraje de Gery Vargas en el clásico.
El primero, a los 4 minutos, ya era para tarjeta roja. El jugador español de Bolívar levantó tanto la pierna que con la planta, toperoles y todo, le pegó en el pecho al futbolista atigrado. Una agresión que todos vieron menos Vargas.
Si alguien intentó creer que fue un accidente y no hubo mala intención de parte de Sánchez Capdevila, al ver el segundo cambió radicalmente de parecer: transcurrían los 66 minutos y esta vez los toperoles fueron contra la pierna de Wayar. El árbitro, de nuevo bien gracias.
Vargas, nominado para este clásico después de haber dirigido un partido en eliminatorias mundialistas (Venezuela vs. Ecuador) tardó demasiado en intentar frenar el juego fuerte: la primera tarjeta amarilla salió recién a los 32 minutos para Juan Miguel Callejón por una falta contra Wálter Veizaga.
El árbitro se hizo demasiado lío para validar el penal que había cobrado a favor de The Strongest por mano clara de Callejón. Hubo como cinco minutos de discusión que después no adicionó.
En medio del tumulto, por unos empujoncitos les mostró roja directa a Nelson Cabrera (Bolívar) y Ernesto Cristaldo (The Strongest). Quiso mostrar la autoridad que se le había escapado antes.
No se equivocó, eso sí, ni en ese penal ni en el que Wayar tumbó a Rudy Cardozo, que derivó en el tercer y definitivo gol de Bolívar.
Dos fuera
En el próximo partido, ante Real, en Potosí, Bolívar no podrá contar con Nelson Cabrera (foto), por expulsión ni Erwin Saavedra (por acumulación de amarillas).
Cardozo, decisivo
Rudy Cardozo entró y Bolívar mejoró en ofensiva. Fue el arma que Eduardo Villegas se guardó hasta el segundo tiempo. Con su habilidad provocó el penal de la victoria celeste.
Bien, Chumacero
Alejandro Chumacero debió ser uno de los más dolidos por la derrota. El medio atigrado destacó mucho con su despliegue y un buen gol. No merecía irse perdedor.
Floja reacción
A Daniel Vaca le fue mal en la selección ante Paraguay. Y ayer volvió a pasarle. Es cierto, la pelota se desvió en alguien, pero él tuvo una floja reacción y no evitó el primer gol.
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