miércoles, 7 de octubre de 2015

Wilfredo Camacho: ‘Casi siempre fuimos una pesadilla’




Uno de los grandes capitanes de la Verde, Wilfredo Camacho, recuerda que desde la primera vez que jugaron por eliminatorias con Uruguay, Bolivia por lo general sorprendió y se hizo respetar en casa. El exzaguero, campeón sudamericano de 1963, también fue entrenador del notable equipo boliviano que eliminó a los charrúas en 1977.

— ¿Qué recuerda de los partidos con Uruguay, sobre todo de los que jugó por eliminatorias?

— El primer partido que enfrentamos a Uruguay fue en 1961, cuando ellos llegaron a Bolivia por primera vez. Con los uruguayos tenemos un duelo especial porque nunca pudieron lograr algo aquí.

— ¿Cómo fueron esos partidos?

— La verdad es que me acuerdo solo de algunas cosas, pero creo que para jugar trabajamos como 20 días con el profesor Félix Deheza, porque no éramos profesionales y no nos pagaban mucho. Sí recuerdo a mis compañeros de equipo como Griseldo Cobo, Max Ramírez, Máximo Alcócer, Pocho Cainzo, Mario Zabalaga, Abdul Aramayo, Tony Aguirre, Renán López; era la base del equipo que luego salió campeón sudamericano en 1963.

— Pero esos primeros resultados no fueron buenos para Bolivia…

— Acá nos empataron y allí perdimos. Uruguay siempre tuvo buenos jugadores y cuando se animaba a ir al ataque era de cuidado. Tenía al gran William Martínez con quien yo tuve problemas por la marcación que le hacía. En La Paz ellos nos estaban ganando porque tenían a otro buen jugador de mucho nombre y luego fue un gran entrenador, el Negro (Luis) Cubilla. Esa vez hicieron un buen partido porque se animaron; luego de eso, cuando vinieron y perdieron, comenzaron a hablar de la altitud y nosotros aquí fuimos mejores.

— ¿Qué pasó en la revancha?

— Nooo, allá nos ganaron casi de entrada, porque (Rubén) Cabrera nos marcó al comienzo y otro, no recuerdo su nombre (Guillermo Escalada), nos hizo un gol más. Yo tuve la fortuna de anotar y luego me anularon un gol por offside. En ese partido terminamos asustándolos. Eran partidos muy duros, mucho físico y roce. Esos años se jugaba recio, había muchos duelos. En otro año me tocó marcar a Labruna y también se enojó porque no le dejé hacer nada. Creo que desde ahí nace el fútbol camachista. Aquí en La Paz los atosigábamos, y ellos peor se acomplejaban con la altitud y no daban. De mi época de jugador no recuerdo una selección que nos jugara de tú a tú en La Paz.

— ¿Qué ocurrió en 1977 con Uruguay cuando usted ya era el seleccionador?

— Hasta ahora me pregunto qué siempre pasó ese año, por qué nos hicieron ir a un repechaje cuando ya habíamos ganado el derecho de ir al Mundial. Nosotros ganamos nuestra serie invictos y todos estábamos ilusionados con ir a Argentina. Ganamos a Venezuela aquí y allá y a Uruguay aquí, y en su casa dos veces estuvimos arriba en el marcador. Comenzamos ganando con un golazo de Miguel Aguilar, nos empataron y Aguilar volvió a ponernos dos a uno; luego llegó la igualdad. Fue uno de los mejores cotejos que yo recuerde de la selección nacional en el exterior, pero después nos llevaron a un repechaje en Colombia y ahí fue el desastre porque Brasil y Perú nos hicieron estragos.

— ¿Antes de 1993, ésa fue la ocasión en la que más cerca estuvo Bolivia de ir a otro Mundial?

— Sí, en realidad ya nos clasificamos, pero se dio el repechaje. Además ese año Bolivia creo que ganó por primera vez como visitante en una eliminatoria y empatamos por primera vez con Uruguay en Montevideo. En ese partido Miguel Aguilar fue el terror de ellos con sus zapatazos, los volvió locos, tenía un cañón. Yo creo que desde esa vez casi siempre fuimos una pesadilla para los uruguayos.

— ¿Qué sabe de la selección boliviana actual?

— Sé que se está probando a otra gente más joven, parece muy buena idea, leí por ahí que hubo roces y no sé cómo es eso. Pero nosotros desde que estamos en la selección, quiero decir mi generación de futbolistas, siempre dijimos que al país hay que darle, no pedirle y ahora como que parece otra cosa.

— ¿Cuál será la clave para ganar?

— Cuando el jugador boliviano está decidido a hacer algo lo hace. Les recomendaría una buena marca, que es fundamental, porque si no el rival hará lo que quiera. Tenemos que salir y el balón tiene que estar en la cancha del rival, pero con dominio nuestro, y poner lo que las gallinas ponen.

— ¿Qué sabe de Julio Baldivieso como entrenador?

— Fue un gran jugador, tiene voz de mando, pero no tiene que ser problemático. Él debe asociarse con los jugadores, no pelearse, y eso no significa que no tenga autoridad. Yo también en mi momento de seleccionador tuve problemas con Ovidio Messa, que era un gran jugador, era la estrella, pero tenía sus indisciplinas y lo saqué del equipo y no lo llevé a Colombia. Esa vez me hicieron hablar hasta con el presidente de la República, pero no lo llevé, de lo contrario perdía autoridad y desde entonces surgió Erwin Chichi Romero.

— ¿Como excapitán tiene algo para decirles a los jugadores?

— Hace un tiempo me propusieron ir a charlarles, creo que era con el anterior entrenador, yo lo estaba pensando, pero finalmente desistí porque hay algunos que también se molestan, hoy algunos jugadores son distintos. Pero lo más importante es la selección. Debemos demostrarles (a los rivales) que en casa mandamos nosotros, así no tengamos la fama de ellos que juegan en Europa.

— ¿Y conoce a Uruguay?

— Poco, pero siempre que sus jugadores escuchan de la altitud se asustan más que los argentinos y brasileños, por eso casi siempre fuimos una pesadilla para ellos en las eliminatorias. No tendrán a sus principales estrellas como (Luis) Suárez y el otro de Francia (Edinson Cavani). Como equipo es muy bueno, pero aquí se acompleja con la altitud.

— ¿Cuál es el papel de la afición?

— Que la gente aliente en todo momento como nos alentaba a nosotros. Es muy lindo entrar al estadio y que miles de personas te apoyen y no te insulten. Es muy lindo volver a escuchar el Viva Mi Patria Bolivia. Ese gusto no todos los jugadores lo tienen. Me trae mucha nostalgia recordar que fui capitán de la selección, pero también creo que hice méritos.

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