Bajo la premisa de que la única forma de sacar un resultado favorable en La Paz es trabajar por más de 30 días en la altura, el cuerpo técnico de la selección uruguaya analiza la posibilidad de concentrarse durante ese tiempo en una ciudad con las mismas características de la sede del compromiso, lo que se definirá en las siguientes horas.
Uruguay visitará a la Selección boliviana de fútbol, probablemente el 9 de octubre, en el inicio de las Eliminatorias sudamericanas rumbo a Rusia 2018.
A más de dos meses del inicio del torneo clasificatorio, los charrúas ya planifican cómo debe jugar su equipo como visitante, en La Paz, un terreno en el que nunca pudieron lograr triunfos.
Para dicha labor, los celestes no contarían con los jugadores que habitualmente son convocados para los encuentros oficiales, sino con el equipo panamericano, y bajo el mando del director técnico Fabián Coito.
Los charrúas toman como ejemplo lo hecho por Argentina en 1973, cuando se concentraron en Jujuy, ciudad que está a 2.465 metros sobre el nivel del mar.
"Cumplidas las primeras semanas viajaron a La Paz. El día antes del partido llegaron el DT Omar Sívori, el golero Daniel Carnevali, el zaguero Bargas de Chacarita Jr, el centre-half la Oveja Telch y el atacante Ruben Ratón Ayala. Los argentinos jugaron de igual a igual, corrieron a la par de los bolivianos, y Oscar Fornari, en ‘palomita’, anotó el gol del triunfo que redundaría en la clasificación argentina para Alemania 1974”, recuerdan los uruguayos en una publicación en el portal tenfield.com.uy.
Sin embargo, no hacen referencia a que en las Eliminatorias de 1998, cuando el equipo argentino también se concentró con un equipo "fantasma” en la Quiaca, y luego de toda esa labor, igual cayó ante Bolivia por 2-1.
Los charrúas también hacen referencia a que "con el paso del tiempo y el aumento de la información a mano de cualquiera, cuando un jugador llega a La Paz tiene la casi absoluta convicción de que va a padecer innumerables problemas físicos. Esto, antes no ocurría”.
"Contra la creencia mayoritaria que existió en un momento, cabe señalar que la altura no mata a nadie. Eso sí, influye desfavorablemente en el rendimiento físico del deportistas. Pero, si se toman algunas medidas, esos efectos pueden controlarse con eficacia. Es común escuchar que en zonas elevadas -La Paz, México D.F., Quito y Cuzco que rondan los 2.400 metros de altura- ‘falta el aire’. En realidad, la composición del aire es la misma cualquiera sea la altura del lugar. Lo que se modifica es la presión del oxígeno, menor a medida que aumenta la altura. El aire tiene menos humedad, es más seco; la temperatura es más baja y existe una gran diafanidad. Por esto último, los rayos ultravioletas del sol ejercen una acción más intensa”, explican.
En la nota se hace referencia a los efectos de la altura en el organismo, como el estress, un mecanismo de aclimatación, el incremento de la frecuencia de movimientos del aparato respiratorio y la taquicardia.
Resaltan que por la falta de apetito y demás molestias, durante la primera semana de permanencia en la altura, el individuo pierde entre uno y dos kilos de peso. Para contrarrestar esos aspectos, consideran que se debe trabajar en la preparación física y psíquica del futbolista. "Los médicos aconsejan no llevar a la altura a aquellos futbolistas que tienen menos de 4.500.000 glóbulos rojos”.
Expertos sugieren que, "llegado el equipo de fútbol al sitio de la competencia, los primeros cuatro días se deben emplear en efectuar una adaptación gradual. Para ello, se prohibirá cualquier tipo de esfuerzos, por más leves que sean. No caminar ligero, no subir y bajar escaleras, aprender de los lugareños que siempre caminan despacio”.
Recomiendan "ingerir pocos líquidos, se debe a que la sequedad del aire produce deshidratación. Si se bebe mucho, se transpira más”.
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