Esa primera etapa fue para Bolivia inolvidable, única desde hace mucho tiempo. Los hinchas que asistieron al Elías Figueroa de Valparaíso estaban atónitos, no podían creer lo que pasaba. Si a los 50 segundos Smedberg Dalence ya había avisado con un potente tiro libre, a los 4’, en un tiro de esquina también lanzado por el sueco-boliviano, apareció la cabeza de Ronald Raldes para poner el 1-0 parcial.
El cabezazo no pudo llegar en mejor momento, porque el partido recién comenzaba y además le otorgaba plena confianza al equipo ante un rival linajudo. La presión sobre cada pelota y el achique de espacios continuó. Los ecuatorianos dirigidos por Gustavo Domingo Quinteros, no podían creer lo que pasaba y encima continuaban con yerros en la última línea producto de la presión que ejercían Ricardo Pedriel y Martins.
A los 17’ Bolivia dio otro golpazo luego de una recuperación de Pedriel tras presionar a Ayoví, se la dio a Martins que cedió bien para que Smedberg Dalence cruce la pelota y marque el 2-0 parcial. El volante salió corriendo hacia un costado con la boca llena de gol, en medio de una celebración eufórica de los jugadores. Ese gol ratificaba la confianza nacional y dejaba a Ecuador inmerso en un mar de dudas.
Obligado por la circunstancia, Ecuador adelantó líneas, insistió con Enner Valencia y Montero pero la figura de Romel Quiñónez comenzó a agrandarse. El arquero le sacó goles cantados a Valencia (29’) y luego a Noboa (31’) y poco después antes del final del primer tiempo le tapó un tiro penal a Valencia (37’). La tapada fue una inflexión de ánimo porque a los 42’ antes de irse al descanso, Martins puso el 3-0 marcando un penal de Erazo contra Lizio.
Con ese resultado el complemento fue otro, porque Ecuador fue un aluvión y metió en su propio arco al equipo nacional. Ronald Raldes y Edward Zenteno se agigantaron junto a Quiñónez, pero ni Smedberg Dalence y mucho menos Lizio lograron retener la pelota ante la presión del rival. A los 47’, cuando apenas se había reiniciado el juego, Valencia puso el 1-3 rematando solo a pase de Montero. El partido subió de tono, porque Quiñónez y los defensores sostenían una victoria que corrió mayor peligro cuando Bolaños volvió a descontar para los ecuatorianos (81’) con otro zapatazo.
El 2-3 para Ecuador no hizo más que poner nervioso a los hinchas nacionales, pero el equipo no decayó pese a los golpes. Las manos de Quiñónez sostenían la victoria hasta que llegó el tiempo cumplido y el árbitro decretó el final. La alegría fue inmensa porque luego de 18 años Bolivia logró una victoria que buscó, que mereció y que logró. La clasificación a la siguiente ronda está más cerca que nunca. Bolivia sorprendió a América.
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