Bolivia se regaló anoche y Chile le plantó cinco goles en la definición del primer puesto del Grupo A. Una noche extraña, porque de la euforia momentánea que supuso el verse clasificada la Selección a cuartos de final –hecho decretado por el triunfo ecuatoriano frente a los aztecas-, a pasar a la decepción, por el desplome en el estadio Nacional, no es fácil de asimilar.
Simple y llanamente el lance se hizo soporífero para las huestes bolivianas, porque la imagen interesante que había tejido el elenco en sus dos presentaciones que antecedieron al pleito con la ‘Roja’, se atizaron anoche con una pobrísima presentación, porque nuestras posibilidades para cambiar el curso de la contienda se hicieron tan lejanas, porque jamás encontró el onceno de Mauricio Soria la coherencia y la pulcritud que se necesita para entrar el diálogo futbolístico ante un adversario que a la hora de la verdad, fue bastante superior, puesto que goleó caminando.
Los gestos de incredulidad y las miradas perdidas de los jugadores de la verde de alguna manera se ponían a tono con el juego donde no apareció ni siquiera el amor propio.
La pasmosa tranquilidad del plantel boliviano, se daba de narices con una lectura práctica de su oponente, porque con velocidad y juego vertical le hizo moños a sus cancerberos que se vieron superados en todos los sectores del campo de juego.
Triste tránsito el vivido anoche, de la alegría a la decepción, que obviamente ensució ese mágico romance que se había fundado –sobre todo- por la exposición del cuadro nacional en los tramos iniciales de esta Copa.
LA INTERROGANTE
No nos explicamos porque el técnico Soria resintió con los cambios la estructura base, porque los cuatro cambios que introdujo, por lo visto en el encuentro nunca funcionó, y más al contrario contribuyó para un fácil y placentero juego para la Roja.
Ahora, en estas circunstancias, será fácil recuperar la parte psicológica de los jugadores, porque esta fractura que provocó el resultado olvidable de anoche (5-0) lleva a preguntarse si se curarán las heridas para hacer frente con posibilidades de éxito al choque por cuartos de final.
EL PARTIDO
Vaya cachetada de entrada. Pasaron dos minutos del pitazo inicial del árbitro uruguayo Andrés Cunha y Vargas progresó con notoria facilidad ante los centrales de Bolivia y dominó un balón que con mucha visión y sutileza cedió para Aranguiz que con certero disparo mandó rasante la redonda junto al vertical derecho, y explotó el estadio Nacional.
La intención chilena se develaba con esta apertura, que fue producto de la velocidad y determinación que insinuaba con sus desplazamientos, opuestamente no aparecía la reacción del rival. Chile puso el balón en el piso y sus cambios de frente y ataques a dos y tres toques pillo a contrapié a los albos (Bolivia), los viajes agresivos hacia el marco de enfrente insinuaban más daño al marco de Quiñonez. Sánchez (30’) con un zurdazo arranca frío en arco de enfrente, cinco minutos después Vargas, con tiro bajo crea peligro.
El turno de Alexis, Valdivia manda un centro bajo y la ‘palomita’ de Sánchez anula al meta Quiñonez, la pelota va al encuentro con la red junto al vertical derecho (37’).
Luego del descanso, ambos planteles ensayaron dos cambios, pero la historia n cambió, había un equipo que se adueñó de la iniciativa y llegaba con muchos balones a territorio contrario.
Se suelta Vargas por derecha y envía un centro que Arangüis le da buen destino para elevar la cuenta a tres (20’) (3-0).
El rosario no terminaba, y hasta un defensor hizo cosecha en arco de Quiñónez, Medel recibió un pase quirúrgico de Valdivia, y ante la desatención de los centrales, anula al meta nacional con un globito, la cuenta subió a cuatro (34’). La historia, no podía tener peor cierre para Bolivia, pues Raldes, por sacar el balón la mandó adentro (41’) y se selló el 5-0.
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