"¡Cambiala zurdito!”, le grita un compañero de equipo a Ever Quisbert, durante un entrenamiento, para que le pase el balón hacia el costado derecho. Ever tiene 21 años. Después de que termina su práctica futbolística se coloca el buzo deportivo, se cambia las "chuteras” y se pone una gorra. "Me sube la autoestima que me digan ‘siete ligas’, me gusta este estilo de vida”, afirma con tono risueño y seguro.
Juega en torneos zonales desde sus 16 años. Comenta que ya mostró sus gambetas en 15 ligas entre La Paz y El Alto, en campos deportivos que se ubican en lugares que van desde Munaypata hasta en Sopocachi. En el último tiempo comenzó a participar en campeonatos de comunidades rurales de La Paz.
Ever es uno de los jugadores a quienes se conoce como "siete ligas”, ya que compite en más de dos equipos en diferentes ligas zonales, en un mismo fin de semana. Por lo general, su paga por partido oscila entre 50 y 100 bolivianos. Cuenta que en las "buenas épocas” llega a recaudar hasta 500 bolivianos.
Ever explica que con lo que gana se compra ropa, zapatillas deportivas y que en algunas ocasiones destina algo para sus gastos universitarios. En la actualidad, cursa la carrera de Comercio Internacional.
A pesar de que este estilo de vida lo apasiona, sostiene que en las ligas de la ciudad no es tan buena la paga como en algunos campeonatos organizados en el área rural. En el último tiempo jugó en Tiwanaku y Zongo.
"En Zongo te tratan como a rey. La paga es buena; por partido es 150 bolivianos y por día hay hasta tres encuentros. En Tiwanaku me pagan 100 o 150 bolivianos. A veces me dicen ‘metes gol te doy 50 bolivianos’, me gusta”, relata con los ojos brillosos.
Ever se pone muy feliz cuando habla de fútbol. "Soy gambetero y armador, subo y bajo”, cuenta. Este deportista asegura que jugar este deporte es "lo más bonito” del mundo. "Las última Semana Santa he salido campeón en El Alto. Cuando sales campeón es lo más lindo, me daban mi botín de oro por goleador”, afirma.
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