Evo dice -así se lo contaron- que antes de caminar ya jugaba con una pelotita. Que su madre, María, le tiraba una pelota chiquita y él iba, la buscaba y se la devolvía para que la vuelva a tirar. También cuentan -su examigo Álex Contreras lo cuenta- que de chico gambeteaba las llamas a orillas del lago Poopó y le hacía goles a arcos imaginarios formados por arbustos altiplánicos. Evo asegura -se lo dijo a Iván Canelas y este lo transcribió en la biografía Mi vida- que estaba solo en Chapare, que recién se había trasladado a vivir a Villa 14, que no conocía a nadie y le asustaban las víboras, los mosquitos, el trópico; que no conversaba con nadie y no sabía cómo trabajar esa tierra tan verde, hasta que un día agarró sus chuteras -sus cachos, dice él- y se fue hasta una canchita cercana y se sentó a esperar a que lo invitaran a jugar. Ahí volvió a nacer, ahí comenzó el dirigente cocalero: en una cancha se comenzó a forjar el primer presidente indígena.
Y cerca de allí, en Ivirgarzama, hace pocas semanas, después de un partido en el que el equipo presidencial de Evo se impuso al liguero Sport Boys, Mario Cronenbold, ‘marquetero’, alcalde de Warnes y que siendo diestro nació con dos pies izquierdos para el fútbol, lo convenció de fichar, a los 54 años, para jugar en la Liga Profesional. El niño pastor de llamas que llegó a ser presidente cumplirá un sueño: ser futbolista profesional. Entrenadores, futbolistas y analistas coinciden en algo: esto no cambiará la historia del país, del fútbol ni de la política boliviana, pero Evo cumplirá su sueño.
El fútbol como llave
Para Evo, el fútbol fue una prueba de la bondad de su padre. En Mi vida cuenta que Dionisio Morales ‘desvió’ los recursos familiares para comprar poleras y pelotas para el equipo de fútbol de Orinoca. El fútbol también fue premio. Mientras Dionisio era zafrero en Tucumán, Evo vendía picolé para ayudarlo y cuando regresaron a Orinoca, su padre le regaló una pelota reglamentaria. El balón también fue compañerismo. A los 17 años, cuando se fue a estudiar a Oruro, salió goleador en un campeonato de interbarrios y en ese mismo equipo estaba Santos Tito, hoy gobernador de Oruro por el MAS. El fútbol también fue un sueño de mejores días. Salir goleador del interbarrios le valió una prueba en San José. El chico, que hasta los 14 años no conoció ropa interior, se alimentaba a base del pan que le regalaban en la panadería en la que trabajaba y su cuerpo no aguantó el rigor de la preparación física para el fútbol.
Evo también fue el pelotero. Así le decían las mujeres de su sindicato, no solo porque era el secretario de Deportes, sino porque a través del fútbol encontró una forma de unir a todas las centrales de Chapare, hasta entonces desvinculadas y dirigidas por líderes ligados a los partidos tradicionales.
Esto, según Fernando Mayorga -sociólogo y aurorista empedernido que cruza los dedos para que su equipo no descienda hoy-, no es extraño en el sindicalismo boliviano. Recuerda que Juan Lechín, el líder histórico de la Central Obrera Boliviana, era un gran arquero en las minas, que Genaro Flores prácticamente fundó la Federación de Campesinos de La Paz sobre la base de campeonatos y ligas interprovinciales y que, en Cochabamba, donde está enclavado Chapare, los dirigentes sindicales generalmente se han caracterizado por un buen desempeño en la cancha.
Mayorga no cree que esta decisión de habilitarse como futbolista profesional le sume algo al liderazgo de popularidad de Evo Morales. Dice que no pasará de una anécdota que refleje a un presidente jugando algún partido en la liga.
Cronenbold, en cambio, dice que será histórico. Como evidencia, explica que su teléfono no ha parado de sonar, que lo han llamado ‘todos’ los medios argentinos, que lo han entrevistado desde Inglaterra, España, Italia, Holanda, Francia, Uruguay, Paraguay, Colombia, ‘de todo el mundo’. Asegura que la clasificación de Bolívar a la semifinal de la Copa Libertadores no se supo en Londres, pero que hoy cerca de la reina Isabel hay alguien que sabe que a 20 kilómetros de Santa Cruz hay un pueblo que se llama Warnes y que ahí hay un equipo que se llama Sport Boys y que en él jugará el presidente boliviano. Cree que eso es bueno para Evo, que hablan de él como deportista y no como un cocalero. También admite que es bueno para él, porque tendrá mejores auspiciadores y que ya tiene 368 pedidos de la camisetas número 10 con el nombre Evo. Para el debut ya han pedido pases de prensa periodistas que vendrán de las cuatro esquinas del orbe.
“No sé si el que le propuso eso lo quiere de verdad al presidente”, dice Leo Fernández, exarquero de Oriente y de la selección. “Me encantaría que destaque, que meta tres goles por partido, pero es mucha ventaja la edad. Como seguidor suyo, nunca lo expondría a que haga nada para lo que no estuviera preparado”, añade.
Leo es uno de los exfutbolistas más cercanos a Evo y no sabía nada. Tampoco sabía ‘Chicho’ Suárez, exgoleador de Blooming y de la selección, que cree que Morales no dará marcha atrás en su decisión porque nunca da marcha atrás en nada. Dice que el mandatario es un hombre de fútbol que cuando entra al camarín cuelga la percha del presidente y se convierte en uno más, que incluso se pone bajo las órdenes de uno de sus guardias de seguridad para hacer el calentamiento. Confiesa que gracias a Evo él y otros exseleccionados han podido jugar en lugares tan lejanos como Arque y el Tipnis, y que Evo es el primer presidente que le da importancia a los futbolistas, que nunca nadie se les acercó antes. Y esos partidos se transmiten en vivo y en directo por señal satelital a través de Bolivia TV, contratando como relatores a las mejores voces del periodismo deportivo nacional con fondos del Estado.
Con ello, la decisión no tiene contento a todos en el mundo del fútbol. Para Marco Ferrufino, DT de Nacional Potosí, es una vergüenza y falta de respeto a todos los bolivianos que Evo sea habilitado en la Liga. “Esto ya parece un circo”, protestó. Incluso Néstor Clausen, campeón del mundo con Argentina en México 86 y futuro técnico del presidente, no lo considera un refuerzo y dijo que el mandatario jugará 15 o 20 minutos en cuatro partidos en agosto.
Cronenbold, sin embargo, asegura que Clausen se tomó la noticia con calma. “Incluso Evo me ha dicho que no quiere venir y jugar, sino que quiere entrenarse un día y que sea el técnico el que le diga cuántos minutos puede entrar”, aseguró Cronenbold.
Mientras todos esperan el debut, Cronenbold ya cuenta las ganancias. Espera que Evo llene el estadio, pero si no sucede, igual es ganancia. Morales ya comprometió una cancha de pasto sintético, iluminación y nuevas tribunas para el estadio municipal. Así, la cancha del Samuel Vaca de Warnes será otro escenario de los sueños cumplidos de Evo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario