La promulgación del Decreto Supremo 1515 (antiviolencia) en el país (6 de marzo) ha empezado a dar sus frutos. Uno de sus mayores logros es que ha erradicado casi por completo la explosión de petardos y fuegos artificiales en el fútbol boliviano, que estaban entre las principales causas para su creación.
El decreto fue concebido y elaborado por varias instancias del Gobierno, en coordinación con dirigentes de la Liga, la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), además de los coroneles en retiro de la Policía Boliviana Raúl Benavente y Elmer Prado, “con el objetivo de establecer mecanismos de control y prevención de violencia en los estadios donde se desarrollen eventos deportivos futbolísticos”, después de que el 20 de febrero falleciera, en Oruro, el joven Kevin Beltrán (14 años), luego de ser alcanzado por una bengala en un partido de la Copa Libertadores entre San José y el brasileño Corinthians.
Entre otras disposiciones, el decreto prohíbe el ingreso a los campos deportivos de espectadores que porten objetos contundentes, armas blancas o de fuego, explosivos y/o fuegos artificiales o pirotécnicos.
Los principales actores en la aplicación de la norma son la Policía Boliviana, que debe ejercer sus competencias en materia de seguridad interna en todos los escenarios; los clubes organizadores del espectáculo y los administradores de los escenarios en todo el país, que además en un plazo no mayor a 120 días, a partir de la promulgación del decreto, están obligados a instalar cámaras de video que aseguren la cobertura completa para una mayor seguridad.
Sin embargo, por información oficial, se sabe que sólo cumplen con esa disposición el Servicio Departamental de Deportes (Sedede) de La Paz y el de Santa Cruz.
Para la aplicación del decreto supremo la Liga conformó un Comité de Seguridad, que tiene como responsable en Cochabamba al coronel Raúl Benavente; en La Paz, al coronel Elmer Pardo; y en Santa Cruz, al coronel Leopoldo Toro, todos en retiro, además de exfutbolistas profesionales.
Estas tres personas —que desarrollan su cargos ad honorem— se encargan de coordinar los operativos de seguridad para cada cotejo con la Policía —a través de sus departamentos de Planeamiento y Operaciones—, los clubes que ofician de locales y los administradores de los escenarios (los Sedede en cada uno de los departamentos).
Gracias a ese trabajo se ha reducido a cero el tema relacionado con la explosión de petardos. “Eso era lo más peligroso para los espectadores, cuando entraban los equipos o cuando se convertía un gol”, coincidieron Benavente y Pardo.
El pasado domingo, en Oruro, se registraron incidentes en el campo de juego del estadio Jesús Bermúdez, y los involucrados fueron los cuerpos técnicos de San José y Oriente Petrolero. Pardo, al respecto, dijo que en realidad no se debió a una falla en el operativo de seguridad, sino que los problemas fueron provocados por los protagonistas deportivos. Admitió, sin embargo, que la situación empeoró porque hubo personas que nada tenían que hacer en la cancha. “Esa es una tarea pendiente”.
Los datos
Prohibiciones
El decreto prohíbe ingresar a los campos todo tipo de bebidas alcohólicas; además ninguna persona puede entrar en estado de ebriedad.
Disfraces
Los aficionados están impedidos de lucir indumentaria o cualquier tipo de disfraz que limite su adecuada identificación.
Alcance
La medida abarca no sólo a los cotejos locales, sino también a los internacionales de la selección nacional o clubes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario