No fue un domingo cualquiera. El 19 de septiembre de 1993 el fútbol boliviano vivió su momento más glorioso. Inscribió su nombre en el Mundial de fútbol por mérito propio. Empató 1-1 con Ecuador y tocó el cielo.
El jueves se cumplirán 20 años de la clasificación al Mundial de USA 1994, un hito en el balompié nacional.
La Selección llegó por tercera vez a una cita mundialista, pero esta vez gracias a una virtud deportiva. En las dos anteriores oportunidades, el combinado verde compitió por invitación: en el Mundial de Uruguay 1930 y en el de Brasil 1950, organizadores sudamericanos.
Ese domingo de 1993, cerca a las 17:30, el árbitro colombiano John Jairo Toro pitó el final del partido. Bolivia estalló en emoción. Su epicentro fue Guayaquil, Ecuador. El estallido de euforia se extendió por todos los rincones del suelo boliviano. El combinado nacional igualó con su par ecuatoriano en el último encuentro de la Eliminatoria rumbo al Mundial 1994.
Fue una tarde calurosa, el equipo del español Xabier Azkargorta necesitaba sumar para no depender de otros resultados. Como una película de suspenso, Uruguay se mantenía expectante a la espera de un traspié boliviano.
La luz de esperanza apareció a los 45 minutos del primer tiempo, tras un disparo potente de Erwin Sánchez que pegó en el travesaño del portero ecuatoriano Jacinto Espinoza; la pelota picó en el área y el goleador William Ramallo, con un cabezazo certero, envió la pelota al fondo de la red. Era el 1-0. Y aunque Raúl Noriega empató el encuentro a los 27’ del complemento, la igualdad permitió a Bolivia anotarse en la Copa Mundial organizada por Estados Unidos.
En esa época se jugaba una ronda clasificatoria dividida en dos grupos, Bolivia estaba en la serie 2 junto a Brasil, Uruguay, Ecuador y Venezuela.
La Verde alcanzó el éxito tras una Eliminatoria en la que sumó cinco victorias, un empate y dos derrotas. El plantel aprovechó una huelga de jugadores para trabajar en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, España.
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